El signo que corresponde a la primavera en su esplendor, con la explosión de las flores y aparición de los primeros frutos. El gran impulso inicial de Aries se transforma aquí en exigencia de armonía, paz y seguridad para preservar la vida y asegurar la continuidad. Es la materialización de las fuerzas creativas que se concretizan en la abundancia de formas, siendo esta segunda fase de la primavera la de la vegetación masiva, espesos céspedes, verdes pastos, flora, esencias vegetales y aparición de los primeros frutos. A imagen del bóvido, el nuevo ritmo va de acuerdo con la lentitud y estabilidad debidas a la pesadez, espesor y densidad de la materia. Es el signo de la madre Tierra fecunda por excelencia.

El Toro, en la antigúedad, es el símbolo sagrado de la vida, motivo por el que se le veneraba (Apis, en la simbología egipcia).

Características generales

Los individuos que nacen durante este período son posesivos, siempre a la búsqueda de seguridad y goce de las alegrías de la vida. Venus, regente del signo, empuja a buscar el placer y la satisfacción de los deseos materiales. Tauro corresponde a la segunda casa del Zodiaco, que representa el momento en el que el recién nacido tiende a satisfacer su propia oralidad. Ve la posesión de los bienes como indispensable para conquistar la seguridad material, que pueda asegurarle a él y a los suyos la supervivencia, protegiéndole de todo riesgo. La tenacidad, la ponderación y la perseverancia le hacen llegar casi siempre a sus metas prefijadas. A menudo es un trabajador metódico y fiel, dotado de una gran resistencia tanto física como psíquica, lo que le convierte en un ser muv equilibrado ante los obstáculos y las dificultades. Amante de la buena mesa, del ocio y de la comodidad. Es, también, un instintivo, un ser sano, en contacto directo con la naturaleza universal. Sus instintos son imperiosos, sensiualidad desbordante, bien instalada en lo real por un capital de salud que puede embrutecerlo en un egoísmo confortable. Estos instintos son, sobre todo, captadores: captan, absorben, como raíces en la tierra. Este tipo es, pues, sobre todo, un instintivo oral, lleno de deseos digestivos, inclinado a engordar, a tragar, a asimilar, a adquirir, a poseer, a conservas, a vivir lo más intensamente posible en el mundo del poseer.

La exaltación de la vida es vivida a la manera sensorial, haciendo de él un dionisíaco: encantamientos terrestres, grandes voluptuosidades, amor por la tierra, la Naturaleza… y sus gustos son siempre sanos y sencillos. Sensual, posesivo en las relaciones afectivas, Tauro tiende también a considerar a su pareja como un objeto de su propiedad: de aquí los fuertes celos que pueden empujarlo a veces a verdaderos actos de cólera violenta.

Respetuoso con las tradiciones, es un conservador, a menudo un moralista, e intenta alcanzar un puesto en la vida respetando las convenciones y reglas sociales. Su amor por el hogar le empuja a invertir su dinero en bienes inmuebles, que le hacen sentirse seguro e inmune a los riesgos tan detestados por él.

Si en la carta natal la posición de Saturno es fuerte, el deseo de posesión puede transformarse en avidez y avaricia, con un carácter melancólico e inclinado a la monotonía y al pesimismo. Si, por el contrario, priman Júpiter y Venus, planetas hedonisticos, el amor a los placeres de la vida puede ser muy intenso convirtiéndolos en personas extravertidas, expansivas y optimistas, aunque también inclinadas a la exageración en todos los planos de la vida, con escaso autocontrol. El sentido del dinero es, de todas maneras, muy fuerte en ambos casos.

La mujer del signo
Ama la casa y a los niños, a los que tiende a sobrealimentar, siendo a menudo una buena cocinera. La maternidad se siente como una necesidad física, y entraña el riesgo, por falta de rigor ideológico, de malgastar todas sus energías como ama de casa.

Anatómicamente
Turo está asociado a la garganta, cuello, oídos, cuerdas vocales, tiroides, lengua, boca, amígdalas, dientes inferiores,a la voz (de ahí la musicalidad del signo).