El verano está en su apogeo; el Sol, al máximo de su potencia, madura lasmieses; estamos ya en el momento de la recolección de los frutos y la naturaleza brilla con su máximo esplendor. Simbólicamente Leo es el signo de la plena afirmación de la individualidad, de la voluntad, de la conciencia, del «Yo», de la soberaneidad egocéntrica. Si el fuego cardinal de Aries es animal, ciego y sublime, el fuego fijo de Leo es la expresión de una fuerza dominada, de una energía-luz disciplinada, de un fuego individualizado, consagrado a las potencias del Yo, de la voluntad dirigida, fuerza central reguladora e irradiante de vida, de calor, luz y brillo.Corresponde a la quinta casa del Zodiaco y representa la vitalidad, la energía controlada y constante, el deseo de potencia subjetiva, el paso de la fase inconsciente a la consciente. En la mitología este signo está asociado a la muerte del león de Nemea, primer trabajo de Hércules, y la demostración, con ello, de su fuerza viril.
Características generales
Los nacidos bajo el signo de Leo están regidos por el Sol, símbolo de la vitalidad, que los hace conscientes de su propia fuerza y de su propia conciencia. El yo se manifiesta en su plena madurez de forma muy distinta a la de Aries, primer signo de Fuego, dominado por la impulsividad y agresividad marcianas. A menudo de constitución atlética y, aún más a menudo, animado de un temperamento bilioso. Fuerte, sano, que va al encuentro de la vida, confiado, feliz, natural, con una abundancia vital que le presta aplomo, anchas espaldas, seguridad, audacia, sed de conquista, de dominio y ambición. Es un Apasionado del impulso del Yo, expansión vital hasta la hipertrofia tiránica de la voluntad, sentimiento de grandeza, porte, orgullo, sobreestimación de sí mismo, necesidad de prestigio, carácter magnánimo, altivo, recto; gran ambición realizadora, movilización de las fuerzas íntimas, en la más alta tensión interior, al servicio de una pasion dominante, de un ideal que se convierte en el alma de su vida, el centro de su existencia; sentido de mando, de poder, de responsabilidad. La valentía, la audacia, el deseo de sobresalir son características de Leo, que demuestra su propia fuerza con absoluta naturalidad y espontáneamente. La seguridad que tiene de si mismo le hace aspirar al mando, la autoafirmación, el éxito (sobre todo en el ámbito social). Aferrado al presente, tiene un fino sentido de la realidad, que le capacita para valorar exactamente cada aspecto de ésta. A diferencia de Cáncer, vuelto hacia el pasado y todavía inmerso en el inconsciente, Leo afronta su propia existencia tratando de controlarla y de vivirla con absoluta seguridad y conocimiento de causa. El mayor riesgo que corren los individuos nacidos bajo el signo de Leo es la sobrevaloración de sus propias cualidades; la inflación de su propio ego puede dar como resultado un individualismo exacerbado con todos los excesos que esto conlleva.